PEÑON DE LOS ENAMORADOS DE ANTEQUERA
TE LO CONTAMOS TODO SOBRE EL PEÑON DE LOS ENAMORADOS DE ANTEQUERA
LOCALIZACION DE LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS DE ANTEQUERA
La Peña de los Enamorados es un monte de piedra caliza ubicado en el término municipal de Antequera (Málaga). Se encuentra a 874 metros sobre el nivel del mar y se divisa desde la autovía A-92 y la antigua N-342. Cubre una superficie de 117 hectáreas.
Conjuntamente con el Sitio de los Dólmenes de Antequera y el Torcal de Antequera, fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
LA LEYENDA DE LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS DE ANTEQUERA
Existe en la provincia de Malaga un lugar donde el mito se confunde con la realidad en una historia de amor inconcebible que inspira una crónica apasionada. Es el Peñón de los Enamorados de Antequera, un paraje impactante que remonta entre los paisajes de la vega. Ubicado entre los Dólmenes de Antequera y Archidona, este mítico promontorio que nos rememora un rostro humano, está rodeado por una particular aureola de romanticismo. Si tienes planeado visitar la ciudad de Antequera, quizá esta debiera ser una de las visitas obligatorias.
Reza la tradición oral, que un cristiano joven fue hecho cautivo en Granada durante la época medieval, y enviado como esclavo en la casa de una pudiente familia mora. Alli quedó absolutamente cegado por la hija, que le correspondió en los sentimientos.
Era un amor condenado a permanecer en el anonimato, y los amantes sólo podían verse clandestinamente, hasta que, cansados de esconder su amor, decidieron escapar. Sin embargo, el padre ella nunca permitirá tamaña afrenta, de modo que montó una séquito que emprendió la persecución de la pareja, quedando esta acorralado en el paraje que hoy se conoce como Peña de los Enamorados.
El promontorio, más que un lugar de cobijo, acabó por convertirse en la tumba de los enamorados. Al verse acorralados, y dispuestos a no ser apresados, los amantes eligieron terminar con sus vidas, lanzándose al vacío desde la cima de la peña, en un desesperado intento de permanecer unidos para siempre.
Algunas crónicas, sin embargo, afirman que los desgraciados amantes, antihéroes del mito del Peñón de los Enamorados, fueron de hecho una princesa mora y un caballero cristiano. El enamorado, de nombre Tello, y soldado del rey Fernando, fue capturado en las inmediaciones de Antequera y encerrado en los calabozos de la alcazaba de Anticaria. Durante su confinamiento fue cuando quedó prendado de Tazgona, hija de un rey arabe.
Los intentos de los jóvenes por huir fueron infructuosos. Las tropas del rey musulmana dieron caza a los amantes huidos en el Peñón de los Enamorados, prefiriendo la pareja arrojarse al vacío antes que entregarse. Tan dramático final conmovió los corazones de ambos reyes, hasta tal punto, que decidieron poner fin a la batalla que libraban ambos bandos.
Sin embargo, para ser sinceros, la Peña de los Enamorados es muy conocida, más que por esta leyenda, por el particular perfil que se ve desde la lejanía, que recuerda al rostro de un hombre tumbado. Hay quien dice que en realidad, el trazado del promontorio recuerda al rostro de un indio que dirige su mirada al cielo.
Este caprichoso monte preside buena parte del paisaje de Antequera, siendo el punto óptimo para divisar la alcazaba arabe. Para poder apreciar el Peñón con toda claridad, se recomienda hacerlo desde el Paseo de las Barbacanas, el Arco de los Gigantes y desde el Mirador de las Almenillas.
RESTOS ARQUEOLOGICOS DE LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS DE ANTEQUERA
La relevancia arqueológica de la Peña de los Enamorados no es nada desdeñable, y ya desde el Paleolítico Superior existen restos que atestiguan la presencia de Neandertales. De todo ello dan fe los numerosos enclaves de restos arqueológicos, tales como Los Olivillos, los Olivillos III, Cerro de la Virgen, Frente Camino de Peralta, Caserío de Lerva II, Casería Nueva, Casería de la Mancha, Casería San Antonio, Los Portones de la Puebla, Partido Alto I, Partido Alto II, Arroyo Adelfas, Camino San Felipe, Huerta Ciprés y Huerta Palero.
La extensión de estos restos es muy amplia, y diversos estudios permiten probar la existencia de una amplia secuencia estratigráfica que nos lleva desde la edad post paleolítico y alcanzan hasta el periodo romano y medieval.
Este yacimiento es uno de los más occidentales de los que se tiene noticia dentro de la órbita de la Cultura Argar. La Peña es asimismo una emplazamiento clave en Málaga en lo que atañe a la edad tardía del Bronce, por lo que supone para los estudios de los sustratos anteriores a los asentamientos fenicios de la costa.
YACIMIENTOS DE LA EDAD DE BRONCE DE LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS DE ANTEQUERA
El primer asentamiento del Peñón a un nivel más superficial responde a la Edad del Bronce, y ello se deduce por los restos cerámicos en los que sobresalen las facturas lisas, espatuladas o bruñidas, en forma de cuencos, vasijas, ollas y orzas. Del mismo modo, el hallazgo de cistas hechas con lajas de caliza conecta estos restos con el periodo argárico.
A lo largo de las labores de excavación arqueológica en el contexto del primer Proyecto de Arqueometalurgia Prehistórica de Málaga, se confirmó la existencia en la falda oeste de elementos más erosionados que evidencian la existencia de un asentamiento anterior, donde se hallaron abundantes restos de cerámica campaniforme que atestiguan una actividad metalúrgica en torno al bronce.
Tras un hiato de la época tardía del Bronce, la ladera se vuelve a ocupar en el periodo del Bronce Final, y de ello dan fe el hallazgo de elementos cerámicos carenados con un buen tratamiento superficial. Lo más destacable de la ubicación de este asentamiento es la posición privilegiada para su defensa, que permitía controlar caminos y accesos a la vega antequerana. En lo que atañe a enterramientos son inhumaciones en cistas que se ubican en el propio núcleo del hábitat.
YACIMIENTOS ROMANOS DE LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS DE ANTEQUERA
El periodo romano se halla representado por piezas cerámicas dispersas conjuntamente con otros restos estructurales. La necrópolis se encuentra en un reducto cerca del Río Guadalhorce y en relación con la vía que conectaba Antikaria con Ilíberis, de modo que sigue la pauta habitual en estos casos. Las tumbas poseen cubiertas de tégulas a dos aguas, y los materiales que en ellas se emplearon nos permiten hablar de un periodo extenso, que iría desde el siglo I al IV d.C. Ya en la época medieval, se han hallado restos de material cerámico y de construcción, así como estructuras que se cree que poseían funciones defensivas.
ABRIGO DE MATACABRAS DE LA PEÑA DE LOS ENAMORADOS DE ANTEQUERA
Por último, enclavado al pie de la cara noroeste del Peñón de los Enamorados se halla el abrigo de Matacabras, que constituye un testimonio esencial por su conexión con los Dólmenes de Antequera, principalmente con el dolmen de Menga, cuyo eje central apunta al este. Este túmulo se orienta al noreste, al norte de la salida del sol durante el solsticio de verano, lo que se considera una orientación completamente ilógica en su contexto cultural. Las pinturas presentan motivos en rojo, figuras de animales y humanas, del periodo postpaleolítico.