LA VILLA DE MANANTIALES QUE DEJO DE SERLO: EL VALLE DE ABDALAJIS EN MALAGA
- El Pirata Rural
- 24 jun
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Érase una vez una pequeña villa del interior de la provincia de Málaga que todo el mundo llamaba Villa de Manantiales, porque había sido bendecida con la presencia de un abundante acuífero que transcurría bajo sus tierras y que surtían de agua a todo el pueblo, tanto para el consumo humano como para la comunidad de regantes agrícolas.
¿A qué se parece el inicio de un cuento de hadas? Pues no es un cuento, ni es de hadas. Es más bien una historia injusticia y falta de empatía. Efectivamente, hasta 2005, el Valle de Abdalajís podría tener otros problemas, pero falta de agua no. La tenía, y en abundancia.
El Valle de Abdalajís es un pequeño pueblo con 2500 habitantes aproximadamente, enclavado justo entre Álora y Antequera (a 21 minutos de Hacienda Los Olivos de Álora concretamente). Es un pueblo humilde, de jornaleros y gente que trabaja con el sudor de su frente. Ese pequeño regalo que era tener agua, creo que se lo tenían bien merecido.
Es un pueblo al que en Hacienda Los Olivos le tenemos un especial cariño, porque es de allí de donde proceden las buenas gentes que nos ayudan en la recolección de la aceituna todos los años desde hace más de 15 años.
¿Y por qué hablo en pasado en relación al agua?
Pues bueno, porque cosas del progreso, algo necesario sin duda, llevó a que se iniciaran las obras del AVE que unen a Málaga con Córdoba, y que desde aquí enlazan con Madrid. Todo iba bien, hasta que el trazado del AVE se topa (no de forma inesperada claro) con la sierra de Huma, en la que hay que realizar una obra magna, pero asequible para la tecnología actual.
Había que abrir un túnel de 8 kilómetros de longitud para que el AVE atravesará la sierra. Y así se hizo (como en otros tramos del AVE a lo largo de la geografía española). Sin embargo, algo que no estaba contemplado en los planes de nadie (bueno quizá sí en la intuición de los lugareños, que, sabedores del tesoro acuático que encerraba la Sierra, pudieron prever que existía un riesgo muy grande), sucedió.
La tuneladora, por accidente (porque no vamos a decir que esto se hizo a conciencia), literalmente pinchó el acuífero del Valle de Abdalajís, haciendo que este se vaciara en su totalidad, de manera que el agua se escapó, y se sigue escapando, tierra abajo en dirección a Álora.
Las consecuencias fueron inmediatas y dramáticas. De un día para otro, el Valle de Abdalajís, se quedó sin agua. Así, tal cual, sin matices. La Villa de Manantiales se convirtió, en cuestión de horas, en una Villa Seca. Naturalmente había que buscar una solución con carácter de urgencia para que la población no muriera de sede.
Y la solución se implementó, rápido, pero con un matiz que no es menor. Y es que la solución de emergencia lleva en vigor va ya para 20 años. Es decir, lo que era de emergencia, se ha convertido en definitivo. La solución de emergencia pasó por abastecer al Valle de Abdalajís con camiones cisterna, que durante 240 días al año van y vienen cargados de agua que vierten en una gran balsa construida para albergar el agua. Este abastecimiento de agua se realizó tras la firma de un convenio, en 2007, entre el Ayuntamiento del Valle de Abdalajis y ADIF.
El acuerdo contemplaba la entrega de agua a razón de 240.000 m3 de agua al año. Cuatro camiones de 25000 litros de agua cada uno suministraban el precioso líquido durante 240 días al año, como dijimos anteriormente.
Esto le suponía a ADIF un desembolso anual de unos 30 millones de euros. Como pasa en tantas otras ocasiones, las grandes administraciones o corporaciones, que solo ven números, estaban deseando encontrar la manera de desvincularse de ese desembolso anual.
Y lo lograron cuando, según su entendimiento, una ley estatal de 2015 les permitía romper el convenio suscrito con el Valle de Abdalajís, cosa que hicieron. El Valle de Abdalajís demanda a ADIF ante la justicia por incumplimiento del convenio suscrito, y para su sorpresa, la justicia le dio la razón a ADIF, pues según la sentencia, el Ayuntamiento no había cumplido una serie de obligaciones a las que el convenio les obligaba.
Sin entrar en consideraciones jurídicas de una sentencia que desconozco, lo que es una realidad palmaria, es que un pueblo como el Valle de Abdalajis (cuya población es menor que todos los trabajadores juntos de ADIF), que estaba muy tranquilo, guarnecido por la sierra de Juma y su acuífero, ve como una tuneladora de 5000 toneladas, les arrebatan el único bien propio que tienen.
Y a mayor abundamiento, hay que decir que este abastecimiento con camiones de agua no asegura un suministro de agua constante. El Valle de Abdalajis lleva 20 años con restricciones y cortes de agua diarios, porque el agua que se abastece no sirve para satisfacer la demanda de agua que se necesita.
Ello ha obligado a la mayoría de vallesteros a instalar depósitos de agua en sus casas (con el consiguiente desembolso económico) para poder almacenar y minimizar el impacto de los cortes de agua.
En medio de todo este embrollo, la Junta de Andalucía ha propuesto al Gobierno Central realizar obras hidráulicas para traer agua al Valle de Abdalajis procedentes del acuífero de Iznájar, cuando los recursos hídricos de esta zona lo permitan. Naturalmente (y digo naturalmente porque es lo que suele pasar, desgraciadamente, en la mayoría de los casos), las obras ni se han llevado a cabo, ni siquiera el Gobierno Central se ha pronunciado sobre ello.
A día de hoy, el Valle de Abdalajís sigue siendo abastecido por camiones cisterna. Ya no se ni bajo qué convenio ni condiciones. Y el tiempo corre en contra del Valle, porque cuanto más tiempo pase, me temo que llegará un momento en el que las Administraciones piensen que lo que le están hacienda al Valle de Abdalajis es un favor, cuando desde el minuto 0, el Valle es víctima de un hecho muy concreto sobre el cual no tuvo ninguna responsabilidad.
Me he decidido a escribir esta entrada en solidaridad con todos los vallesteros, a los que conozco bien y que son en esencia, víctimas, por más que los vericuetos de la justicia, los coloquen como incumplidores.
Este triste caso refleja a la perfección como muchas veces las leyes y el derecho no van de la mano de la Justicia. Un abrazo solidario a todos los vallesteros, que siguen adelante y lo seguirán saliendo, pues menudos son ellos. Para alguien de arriba son estadística, pero para los que los conocemos bien son personas con cara y necesidades, que sufren y padecen como los responsables que le arrebataron lo que era suyo.
Lo que se ha hecho con el Valle de Abdalajís es una tremenda INJUSTICIA, más allá de sentencias, abogados, jueces y leyes.
Me ha salido una entrada muy reivindicativa, pero he sentido la necesidad de escribir esto hoy.
Pero no perdamos de vista el horizonte, os espero a todos en nuestras Casas Rurales Cortijo Bachiller Álora y Hacienda Los Olivos Álora 😀😍.
La vida está plagada de injusticias. Y los vallesteros han sido víctima de una de las GRANDES.