
Bueno, normalmente se suele decir que estos proyectos suelen nacer fruto de la pasión y la visión de ofrecer a los clientes experiencias inmersivas en un entorno rural de privilegiados paisajes, con una singular gastronomía o porque ofrece increíbles actividades al aire libre que se pueden llevar a cabo dentro de la casa o cerca de ella.
En el caso de Hacienda Los Olivos, su nacimiento fue mucho más prosaico, y no lo voy a adornar con palabras grandilocuentes o evocadoras. Ahí vamos.
Pues resulta que mi padre, que tiene 74 años, perote de nacimiento (perote es el gentilicio de los que nacen en Álora, un pueblo de 13000 de habitantes de Málaga), está "chalao" con su olivar de 130 hectáreas. Al margen de gestionarlo y estar pendiente de él como si fuera su hijo favorito (tiene 4 hijos de carne y hueso), está permanentemente mirando a las lindes de su finca, no por el mero placer de ver hasta dónde llegan sus dominios, si no para ver si los posibles dueños de los terrenos adyacentes pudieran tener intención de vender, sea por temas de herencia o por riñas entre hermanos o simplemente porque el terreno de al lado no es productivo.
Esto, al margen de llevar a que mi madre le riña en plan "Antonio, ya está bien de comprar más tierras, hombre!!!", hizo que en 2017 se fijará en el olivar que puedes divisar desde nuestra Hacienda. Pues resulta que lo compró, a buen precio hay que decirlo (porque entre otras virtudes como empresario, mi padre es un gran negociador). Y resulta también, que por fortuna (aunque por aquel entonces no entre veíamos siquiera el proyecto de Hacienda Los Olivos), estas tierras incluían una hacienda muy grande a la vez que destartalada y gris por la falta de pintura y la abundancia de cemento visto. Sin embargo, los interiores estaban muy bien rematados y con toques incluso palaciegos. En un primer momento, mi padre (que le busca punta a todo) pensó en alquilarla por largas temporadas.
Y así lo hizo. Se la alquiló a una supuesta familia holandesa, que deseaba tener una casa en España para poder pasar aquí periodos de vacaciones. ¿Por qué digo supuesta? Pues porque esta familia no existía. Lo que sí existió fue una banda de delincuentes holandesa que se dedicaba a la producción y distribución de cannabis a media escala. La casa, en vez de un sótano, tiene un gigantesco aljibe de 500.000 litros de capacidad y que a su vez tiene en su interior los cimientos sobre los que descansa la casa. Pues ese aljibe fue rápidamente transformado en una plantación de marihuana de 1800 plantas (esto solo lo supimos 2 años más tarde, cuando un día vino la guardia civil, echó abajo la puerta del aljibe y arrancó las 1800 plantas, dejando todo lo demás intacto, las macetas, las lámparas, los transformadores, condensadores y toda la instalación eléctrica). La verdad es que resultó curioso que la Guardia Civil nunca nos preguntó ni nos interrogó para intentar saber más sobre estas personas que llevaban a cabo actividades ilegales, y a las cuales, de alguna manera, nosotros, (aunque de manera inocente) estábamos ayudando mediante el alquiler de la vivienda. Este proceso transcurrió entre 2019 y finales de 2021.
Total, que esta experiencia un poco traumática llevó a mi padre a decidir que esa casa no podría ser objeto de alquiler para vivienda o para largas temporadas, por la sencilla razón de que la casa es tan tan grande, que usarla como vivienda permanente es simplemente una aberración, a menos que quieras vivir como en el siglo XIX, con mayordomo, y ama de llaves. De este pensamiento surgió la idea de enfocar la casa para otro destino, y destinarla al turismo rural cayó por su propio peso.
Así que lo que hizo en enero de 2022 fue invertir 65000€ en pintarla, adecentarla, habilitar la piscina (que estaba tapada por una capa muy gruesa de hormigón) y plantar algunas plantas y flores.
Una vez hecho esto, me cupo a mí la tarea de gestionar la Hacienda para fines turísticos, que llamamos Los Olivos por formar parte de un olivar. Yo personalmente no tenía ninguna experiencia en el este sector, pero tuve una doble fortuna: por un lado contaba con mucha experiencia en el sector de la Dirección de Ventas y Marketing, pero sobre todo, descubrí muy muy pronto, que era algo que me iba a encantar a hacer, hasta tal punto que me volqué en este proyecto de una manera tan plena, tan apasionada y tan agradecida y donde además me lo paso muy bien en todas y cada una de las cosas que hago relacionadas con la casa, los huéspedes y mi equipazo que me ayuda en la limpieza y mantenimiento.
El primer huésped que entró en la Hacienda lo hizo el 24 de junio de 2022, y seguro que no le importa que cite su nombre, Adrián Peinado, que más allá de ser un huésped increíble, es mejor aún como persona. Aunque no ha vuelto, seguimos manteniendo el contacto, aunque sea cada cierto tiempo.
Y bueno, hasta aquí como nació todo, en otra ocasión podré compartir con vosotros como la Hacienda "bebé" ha ido evolucionando hasta ser ahora una pequeña niña de 3 años y medio.
Muchas gracias por leerme y espero que en alguna ocasión tenga la suerte de recibirte como huésped.
Vaya anécdota la historia de los holandeses traficantes!!! :-)