​MUSEO CONVENTUAL DE LAS DESCALZAS DE ANTEQUERA

​El barroco antequerano cristaliza a la perfección en la fachada de la iglesia, existiendo en su interior un más que interesante Museo Conventual.

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La casa convento, fundada en 1632, se la conoce popularmente como Las Descalzas.

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En su zona exterior cabe destacar la refinada portadita de regla del tiempo de su creación, así como la fachada barroca de la iglesia del siglo XVII, que se le atribuye a Tomas de Melgarejo.

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La planta del templo es de cruz latina, y cuenta con una sola nave y los brazos del crucero sobresalen poco de la nave central. El alzado está perfectamente concebido, y destaca por volúmenes espaciales y todos los detalles de la misma están más que correctamente tallados y distribuidos.

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En lo que atañe al retablo mayor, está concebido en tres calles y rematado en medio punto. La hornacina principal la ocupa una Virgen del Carmen del inicio del siglo XVII que posee una gran valor. En los muros laterales cabe destacar algunos cuadros de la Virgen del Silencio o el San Miguel Arcangel, entre otros.

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Flanqueando la capilla mayor, en el crucero, existen dos retablos del mismo periodo que el principal, y están ocupados por la talla de Santa Teresa, una bella imagen del siglo XVIII y la de San Jose, de principios del XVII. Como curiosidad, cabe referir que esta última fue decapitada por una chispa eléctrica durante una tormenta. Las monjas decidieron encargar la nueva cabeza al escultor Andres de Carvajal, y colocaron la original en una vitrina, donde hoy día se puede apreciar en la sala de la Soledad del Museo.

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En uno de los brazos del crucero, hay un pequeño retablo de estilo rococó con una bella Virgen del Tránsito vestida con valiosas telas. Por encima del retablo, destaca un valioso lienzo de Jesus Ciado con la Cruz a Cuestas obra de Antonio Torres.

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A lo largo de la nave de la iglesia, se pueden contemplar los mejores lienzos del templo: una Virgen Guadalupana (1709), un Jesús a la Columna del siglo XVII o el destacable San José con el niño y San Juanito, obra de Pedro Atanasio Bocanegra.

En el lateral de la Epístola, cabe destacar una de las obras más relevantes del patrimonio local, y es la Virgen con el Niño que está siendo adorada por San Miguel, San Gabriel y San Ildefonso y Santa Catalina, obras también de Bocanegra.

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A pesar de que toda la clausura conventual es un verdadero museo, cabe resaltar la "Sala de la Santa", presidida por una Santa Teresa a escala real y está sentada. Flanqueandola, hay dos excelentes esculturas del napolitano Nicolás de Fumó datadas de 1705 que representan a San José y a la Inmaculada, todo ello sin obviar un relicario de plata que alberga una carta del puño y letra de Santa Teresa de Avila.

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Museo Conventual de las Descalzas

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Está ubicado en las mismas estancias del convento de las Carmelitas Descalzas, y fue presentado en 1999. Las religiosas tenían el deseo de dar a conocer la extensa colección de obras propias de relevante calado artístico, que eran desconocidas por el público hasta aquel entonces.

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Se entra por la puerta de la Iglesia de San José, que es la primera sala a la que se accede y que se encuentra descrita en apartado propio.

Se sigue por la Sacristía, desde donde se llega a las salas altas del Museo, no sin antes pararse para deleitarse y apreciar piezas como un espejo de Velázquez, un Cristo de Marfil o varios cuadros al óleo del siglo XVIII de personajes de las Indias relacionadas con el convento.

Una escalera nos lleva a una galería repleta de celosías y urnas acristaladas a las que se abren las tres salas del museo: la de la Tribuna, la de San Luis y la de la Soledad. A través de ellas se puede apreciar un patio conventual que cuenta en el centro con una fuente.

 

SALA DE LA TRIBUNA:

 

En el centro de la sala se ubica un busto de Dolorosa del granadino Pedro de Mena. En las paredes, destaca un relevante conjunto de obras del pintor manierista Antonio Mohedano, y destaca además un lienzo de influencia de la América mestiza de San Miguel Arcángel derrotando a Satán.

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En la misma sala, en una vitrina, hay un interesante conjunto de imágenes del Niño Jesús, figuras del misterio de Belén y abundantes piezas de plata. También destaca por sus particularidades una imagen-réplica de la Virgen del Rosario ubicada en una maravillosa urna de hojalata y cristal.

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SALA DE NICOLA FUMO:

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La sala toma su nombre del alabado escultor de Italia, Nícola Fumo. En dos urnas de época, hechas en madera de palo santo, carey y bronce, se conservan las maravillosas esculturas de la Inmaculada y San José, obra de Nicola Fumo, que las realizó en Nápoles en 1705, siendo posteriormente donadas en 1774 al convento de la mano de sor Francisca de Santa Teresa, en ese momento llamada doña Francisca Chacon de Villacampa.

 

De estas obras, sobresalen la refinada habilidad con la que se trabaja la madera, destacando sobre todo la finura de los movidos paños y la ligereza de su cabellera. Sin embargo, donde el paroxismo del barroco se muestra en toda su extensión, es en el revoloteo bajo de los ángeles desnudos así como en las expresiones de sus caras.

 

En lo que atañe a la escultura de San José nos tenemos que fijar en contenido dinamismo de su composición, y la marcada expresión de los personajes, que contrastan con la mirada suplicantes del Patriarca al cielo mientras el Niño Jesús duerme plácidamente. En las dos esculturas sobresalen la finura y la calidad de sus policromados, a día de hoy restaurados y desplegando todo su esplendor.

 

La sala está presidida por el Arca que se emplea el Jueves Santo para la adoración de la Eucaristía.

 

SALA DE LA SOLEDAD:

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Su nombre tiene que ver con la imagen de vestir de medio cuerpo de la Virgen de la Soledad o de las Lágrimas, y es una obra

que está datada del siglo XVII del escultor Antonio del Castillo. En la misma sala se puede observar la que quiza sea una de las más insignes esculturas del museo, la Virgen de Belen, una pieza de talla refinada, y se le atribuye a Luisa Roldan "La Roldana".