Pizarra es un municipio de la provincia de Málaga (España), en la comunidad autónoma de Andalucía. Está ubicado casi en el centro de la provincia, en la Comarca del Guadalhorce, al noroeste de la capital de provincia. Conjuntamente con otros muchos municipios, conforman el área metropolitana de Málaga (de la que dista 35 kilómetros).
Pizarra se ubica en una zona que se revela cada vez más estratégica, ya que está justo en medio de dos municipios tradicionalmente con mucha relevancia en Málaga: Cártama y Álora. Está a 10 kilómetros de Álora y sobre 13 de Cartama. El río Guadalhorce atraviesa Pizarra a lo largo de 8,5 kilómetros. De Pizarra también están próximos Almogía, Coin y Casarabonela.
Pizarra está a 80 metros sobre el nivel del mar. Su pico más elevado se ubica en la Sierra de Gibralmora, a 447 metros de altitud, y que le proporciona a Pizarra un paisaje particular de rocas arenisca y que en su cima adquiere formas realmente sorprendentes.
El municipio cuenta con buenas comunicaciones con Málaga, ya que podemos desplazarnos a ella en coche, tren y autobús.
Pizarra es un pueblo muy volcado en el regadío, y su superficie abarca 64 km2 dedicados a ello. Los productos de la tierra con los que dominan el Valle del Guadalhorce, al igual que sucede en los pueblos aledaños. En lo que atañe al secano, el cultivo más relevante es el olivar y el almendro, y aunque en menor cantidad los cereales y las leguminosas. En regadío predominan los cítricos.
En la mitad occidental del municipio, los regadíos de nueva implantación tan transformado el paisaje de las colinas convirtiéndolas en bancales donde se han plantando cítricos, aguacates, mangos y otras frutas no autóctonas, que completan el surtido de huertas tradicionales, y por qué no decirlo también, poniendo en riesgo la sostenibilidad de los recursos hídricos al ser cultivos que demandan mucha agua en una zona donde escasea.
Algunos árboles que embellecen la tierra durante todo el año son los algarrobos centenarios, los olivos, las higueras y los nogales. El agua potable procede de las montañas adyacentes, que cuentan con numerosos arroyos aunque cada vez estos tienen menos caudal.
En Pizarra, la propiedad de la tierra se encuentra bastante concentrada, lo que propicia que exista un elevado número de trabajadores eventuales y temporeros que dependen de las epocas de recolección, y otros, en menor medida, son autónomos. La presencia de cooperativas agrícolas es prácticamente nula en Pizarra. Si hablamos de ganadería, la gallina y el cerdo son los predominantes. Por ello en Pizarra existen importantes fábricas de pienso y harina, además de alguna cooperativa textil y talleres de carpintería metálica. La industria escasea, siendo la construcción el principal motor de la economía al margen del agrícola.
Por su lado, el sector terciario ofrece empleo a un cuarto de la población. Y es por aquí por donde avanza el desarrollo de estos pueblos, por la conjunción de la naturaleza-trabajo-servicios, y alentados por un cada vez más pujante turismo rural.
Álora
Caminito del Rey
Vistas desde el Castillo de Álora
Álora
DONDE ESTA PIZARRA Y COMO LLEGAR
Pizarra está a 30 kilómetros de Málaga. Limita al norte con Álora, al sur y este con Cartama, al oeste con Casarabonela y al sudoeste con Coin. Por carretera se lleva por la A-7054 a través de la Estación de Cartama, en dirección a Álora. Si cogemos la A-357 en dirección a Campillos, cuando lleguemos al cruce de Zalea-Alora-Pizarra, giramos a la derecha.
Pizarra está conectada a Málaga por tren, cogiendo la línea C2 de cercanías. La línea C2 se conecta con la C1 que nos lleva hasta Fuengirola. También hay conexiones con el Caminito del Rey.
El autobús cubre también gran parte de las conexiones necesarias con otros pueblos de las inmediaciones. La empresa Los Amarillos nos transporta hasta Malaga saliendo un autobus cada hora. También se puede tomar la línea M-231 (del Consorcio del Área Metropolitana de Málaga) que hace el trayecto de ida y vuelta de Málaga a Alora, parando en Pizarra. Existe también un autobús que conecta con las barriadas de Zalea y Cerralba.
El transporte público en autobús, cubre el resto de horarios y desplazamientos de éste. La empresa Los Amarillos nos lleva a Málaga y Álora cada hora. Puede tomarse también la línea M-231 (Consorcio de Transporte del Área Metropolitana de Málaga) cuyo recorrido sería Málaga-Pizarra-Álora y viceversa. También tenemos un autobús que comunica con las Barriadas de Zalea y Cerralba.
12 COSAS QUE HACER EN PIZZARA
1. Sagrado Corazón de Jesús
En el año 1916, el conde de Puente Hermoso, ordena levantar un Sagrado Corazon de Jesus en bronce y hierro colado de 2,50 metros de altura, asentado sobre una estructura giratoria, con el fin de fijarlo en la cumbre de la sierra de Gibralmora, pegado a Pizarra.
Dicha imagen se destruyó durante la guerra civil, y en su lugar se puso una cruz. No sería hasta 1995 cuando el escultor jienense Miguel Fuente del Olmo, realizó una nueva escultura del Santo Corazón de Jesús para colocarla, con sus abrazos abiertos, en uno de los enclaves más elevados de la sierra. Antes de llegar a la estatura existe una área de recreo y un pequeño refugio de montaña.
2. Iglesia de San Pedro Apóstol
Cuando terminaba el siglo XV, la extinta iglesia de San Pedro se construyó por orden de Diego Romero, fundador del "Lugar de Pizarra", para atender a las necesidades espirituales de los sirvientes.
A lo largo del siglo XVII, cuando la población rebasó los "200 vecinos", se alza el templo que vemos hoy dia en el mismo solar donde estaba la anterior. En 1617 la iglesia recibe la primera visita pastoral del obispo de Málaga. La pila bautismal, de mármol blanco, es de 1630.
En 1652 se le atribuye un párroco propio, alcanzando el templo la categoría de parroquia e independizandose en términos eclesiásticos. Hasta esa fecha la iglesia permaneció adscrita a la Iglesia Mayor de Álora.
El templo consta de una sola nave de estilo mudéjar y artístico artesonado. La torre está colocada en la cabecera, al lado de la Epístola. La planta es cuadrangular y se alza tres cuerpos. Los dos primeros son de mampostería, y el tercero de ladrillo.
En 1862, y gracias a la Compañía del Ferrocarril de Málaga a Córdoba, se coloca en el tercer cuerpo el campanario. La iglesia ganó una nueva portada de acceso, y se trajeron desde San Sebastián los rosetones y las vidrieras que aún a día de hoy permanecen muy bien conservadas.
A lo largo de la Guerra de la Independencia y los pillajes acaecidos entre 1931 y 1936, el templo es completamente saqueado, y se pierden la práctica totalidad de los ornamentos, imágenes y enseres. Todo lo que se ve hoy en el interior de la iglesia fue comprado en 1939, gracias a la aportación de los Condes de Puente Hermoso y de los vecinos de Pizarra.
3. Palacio de los Condes de Puente Hermoso.
Una vez terminada la Reconquista en Málaga, el caballero Diego Romero, por merced de los Reyes Catolicos, recibe 100 fanegas de tierra en Málaga (año 1490).
Ya en 1494 recibió otras 20 en el lugar de Pizarra, conjuntamente a otras dos caballerías de tierras que había comprado a vecinos de la villa de Álora. Sobre estas tierras se alzó el primer edificio, un cortijo, y más adelante, una casa solariega. Pegado a estos, construyó la primera iglesia y entregó los primeros solares para la edificación de casas. En definitiva, se puede decir que fue el fundador de Pizarra. Su hija única, Doña Juan Romero de Orellana, que contrajo matrimonio con Gonzalo Suarez de Figueroa, fundó un Mayorazgo sobre las tierras que heredó en 1535, y que pervivió hasta el siglo XIX.
El palacio es de estilo neomudéjar, y fue alzado a principios del siglo XX, sobre los cimientos de las antiguas casas del Mayorazgo. La edificación consta de una zona central de dos plantas y otras tres laterales (torres) de tres alturas. Lo rodean un generoso y hermoso jardín que alberga diversas especies de flores y plantas. Cabe destacar la Glicinia, que procede de China. Se trata de una planta trepadora que posee una enorme fuerza, capaz incluso de estrangular árboles, y que florece en Marzo. Además de el Palacio, esta planta la podemos observar en el Cenador Botánico de la Finca de la Concepción de Málaga.
Entre los tesoros que alberga el Palacio hay que destacar pinturas de Goya, Madrazo, Coello y otros ilustres pintores. De Goya existe un retrato de Carlos III el Cazador, del cual existen hasta tres versiones. Uno de ellos está en el Museo del Prado, y otro se conserva en el Palacio. Esta y otras obras de Goya son propiedad de Doña Mercedes Falcó y Anchorena, Duquesa de Arco y Condesa viuda de Puerto Hermoso, y que desciende del Duque Fernan Nuñez, uno de los principales mecenas de Goya en su momento. También existen tapices, porcelanas orientales y piezas de platería de gran valor.
En el salón destaca el techo, elaborado siguiendo los patrones del artesonado mudéjar, muy parecida a la que se usó en la Iglesia de San Pedro Apóstol. En el recibidor, destaca la escalera colgante y una enorme chimenea. La técnica del estuco se utiliza en algunas estancias del palacio.
Como anécdota reseñable cabe referir la pernoctación del Rey Alfonso XIII, con ocasión de su visita a Pizarra el 21 de mayo de 1921 así como la "Conferencia de Marruecos" realizada por el gabinete del presidente Maura entre el 4 y 6 de febrero de 1922, que tenía como finalidad planificar el territorio del protectorado español en Marruecos, lo que no se lograría hasta el año 1925, cuando Primo de Rivera desembarco en Alhucemas. Aún hoy sigue siendo la residencia privada de los Condes de Puerto Hermoso, por lo que visitarla no es posible, salvo en ocasiones muy excepcionales.
4. Museo Municipal de Pizarra.
El Museo Municipal de Pizarra nace a raíz del anterior Museo Hollander, cuyo propietario era Gino Hollander, un artista norteamericano que arribó a España en 1962 y que en 1968 se instala en Pizarra, deslumbrado por la cultura española se dedica a comprar antigüedades.
Lo que en sus comienzos era una afición particular dio paso en poco tiempo al Museo Hollander, situado en el Cortijo de Yeguas, que era su casa.
En 1988, Hollander cede su colección al Ayuntamiento de Pizarra, y en 1991, el Consistorio compra el Cortijo Casablanca, con el fin de ser la sede del Museo. El cortijo es del siglo XIX, propiedad de los Condes de Puente Hermoso.
El Museo tiene dos salas. La Sala Gino Hollander, situada en los antiguos establos; y la Sala Agustín Clavijo, donde se hallan el almacén y los talleres de restauración.
A su vez, la sala de Gino Hollander se divide en cuatro zonas: Piedra, Cerámica, Metal y Madera.
La segunda sala, y en él se expone mobiliario español de diferentes etapas, material etnológico, además de obra pictórica y escultórica del propio Gino Hollander. El Museo cuenta con 5000 piezas, de las cuales expuestas, hay 920.
Además, el Museo cuenta con servicios adicionales en el Cortijo Casablanca, con generosas zonas de aparcamiento y zonas ajardinadas, restaurante y cafetería, punto de información turística, biblioteca, etc...
5. Ermita de la Fuensanta.
La Ermita de Nuestra Señora de la Fuensanta fue alzada sobre los cimientos de una iglesia mozárabe semi rupestre del siglo X, y que está excavada parcialmente en la roca. Cuenta con una sola nave y en apariencia cenobítica (lo que significa que en ella existió una comunidad de religiosos). Esta primera edificación estaba íntimamente con el poblado mozárabe de Castillejos de Quintana, dada su cercanía geográfica y cronológica.
El templo actual fue erigido en el siglo XVI sobre la antigua iglesia mozárabe. El templo consta de un atrio excavado en la mismísima roca y se divide en tres partes a través de arcos fajones soportadas en placas, cubriendo el más cercano a los pies con una bóveda vaída y los otros dos con bóvedas de arista con rosetones en la clave, cuyas yeserías nos ubican en la primera mitad del siglo XVIII. En el siglo XX se restauró, reemplazando el retablo de madera por uno de marmol e incorporando una portada neogótica.
Dentro de la Ermita se encuentra la talla de la Virgen de la Fuensanta, patrona de Pizarra.
Según reza la leyenda, en 1566, cuando se derrumbó el tabique de adobe, se descubre una hornacina que contenía una talla de Santa Maria de la Concepción. La imagen fue enviada al obispado de Málaga, al frente del cual estaba el obispo Don Francisco Blanco Salcedo, el cual, sabiendo que los lugareños deseaban mantenerla, la devuelve y ordena alzar una ermita en el enclave donde surgió. Esta se levantó, como referimos anteriormente, sobre la base de la iglesia mozárabe del siglo X.
6. Castillejos de Quintana.
Ubicado en el cerro de Castillejos de Quintana, sacando partido de su difícil acceso al tiempo que unas muy buenas condiciones como puesto defensivo y de observación, se alzó un poblado mozárabe, sin duda bajo la órbita de la influencia de Bobastro.
Aún hoy son apreciables con nítida claridad muchas viviendas semi excavadas en la roca, asi como algunas tumbas, esas si totalmente excavadas e incluso un enclave donde existía una cantera. Sin embargo, de todos los restos, el que más destaca es una gran estructura labrada en la misma roca y que ocupa la zona central del yacimiento así como la más elevada y cuya finalidad no se conoce con exactitud, a expensas de lo que pudiera aclarar una eventual excavación arqueológica.
Se conjetura que el enclave estuvo ocupado anteriormente, pues se han hallado restos de cerámica romana y monedas de ese mismo periodo.
Para contextualizar este yacimiento en la historia hay que remontarse al siglo VII con la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica. Los recién llegados fueron muy tolerantes con los pobladores cristianos que vivían allí, pudiendo mantener su religión y en contrapartida debían pagar impuestos y gozar de una libertad limitada.
A los cristianos que permanecieron en en territorio musulmana, manteniendo sus costumbres, se les llamó mozárabes.
Sin embargo, los enfrentamientos y revueltas llegaron pronto. Bobastro, que era el centro militar de Omar-ibn-Hafsun y sus rebeldes, mozarabes y muladies (cristianos conversos al Islam), puso en riesgo la autoridad del emirato de los Omeya de Cordoba en 880. No fue hasta 922 cuando Abderraman III pudo eliminar definitivamente a los rebeldes.
Por todo lo expuesto, y con toda la prudencia a la que invita el hecho de no contar con pruebas concluyentes, se estima que el yacimiento de Castillejos de Quintana se fecharía en el siglo X.
7. Castillejos de Luna.
En el enclave conocido como el Castillejo de Luna y La Cañada del Sordo se halla una necrópolis de tumbas en cista. Los restos, que consta de una decena de cistas, ha sido objeto de numerosas expoliaciones y parcialmente destruido por las extracciones de tierra que se llevaron a cabo en la zona.
Se han hallado un puñal de remache, una placa de arquero, una punta de tipo Palmela (estas piezas están expuestas en el Museo Municipal de Pizarra), diversas piezas cerámicas y material pulimentado. Se observa en el recinto numero cerámico, unas hechas a mano, y otras groseras con desgrasantes de mica y cuarzo en tonos rojizos y ocres.
El yacimiento es de la Edad del Bronce y ello se sabe gracias a los enterramientos en cista (forma de cesta), típicos de ese periodo, aunque conviviendo con elemento calcolíticos (parte final de la Edad del Cobre), como son las mencionadas punta de Palmela, plaqueta de arquero y elementos cerámicos.
En la Memoria de la Actuación de Urgencia en la Sierra del Hacho-Fuente Luna, que se llevó a cabo entre los meses de abril y mayo del año 2000, y que fue organizada por el arqueólogo Antonio Garrido Luque, se distinguen dos zonas del yacimiento: una área donde se hallan nueve tumbas de cista, y otra separada de la anterior por el camino que conduce al "Santo de Pizarra".
En dicha memoria se menciona también un yacimiento al lado del depósito de agua en que se encuentra material cerámico y sílex del cobre-bronce. También existe otro yacimiento de "Gibralmora" que se especula podría ser de una zona de asentamiento del mismo momento cultural de la necrópolis anteriormente referida.
El yacimiento cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) otorgado por la Junta de Andalucía, con la categoría de Zona Arqueológica, con el objetivo de proteger estas tierras donde se hallan las tumbas.
8. Torre árabe de la Cruz.
En la Sierra de Gibralmora se conservan los últimos restos del sistema de defensa musulman en el Valle del Guadalhorce. Estamos hablando exactamente de la base de una torre almenara que serviría como atalaya de vigilancia y como medio de comunicación entre los Castillos de Álora y Cártama.
Con estos tres enclaves se tenía bajo control cualquier movimiento que aconteciera en toda la zona baja del Valle del Guadalhorce. Tras la reconquista de Antequera en 1410 se suceden de manera muy seguida operaciones de "razzias" en territorio arabe.
A día de hoy, lamentablemente, tan solo se conserva una estructura circular que es la base de la torre.
9. El bañaero de la reina.
El nombre lo recibe de la tradición popular, que afirmaba que allí se bañaba una reina mora. La verdad es que lo que en realidad hay allí es una pileta de la época romana con el objetivo de almacenar agua. Sus paredes están recubiertas de "opus signinum" y sobre ella cayó una enorme mole de roca que le confiere el aspecto de falsa cueva.
Es un yacimiento al cual es difícil acceder, y se halla en la parte mas elevada del Arroyo de Ahumada, y es uno más de los numerosos restos romanos que han aparecido a lo largo del cauce de este arroyo.
10. Cascarero.
El líquido elemento lo vierte el río Guadalhorce en la vega de Pizarra, permitiendo regar las huertas de cítricos que fueron la base del crecimiento de una economía agrícola y una estructura rural asentada en caseríos y cortijos que antiguamente disponían de lo que se llaman "cascareros". Eran una edificaciones cuya finalidad consistía en servir de secadero de higos y almendra, pero principalmente de las cáscaras de los cítricos, que se empleaban como materia prima para fabricar productos tales como la pólvora, colorantes, esencias, productos con propiedades medicinales, herbales, etc.
Actualmente, aún se pueden contemplar cascareros en diferentes ubicaciones de Pizarra. Algunos de ellos se han reaprovechado como casas, ya que tienen estructuras sólidas y tienen más de una altura. Todos ellos son de piedra encalada, segmentados con vigas de madera y cañizos. No hay paredes alrededor de los mismos. Los tejados son a dos aguas recubiertos con tejas árabes.
A pesar de que algunos cascareros se siguen usando para lo que fueron construidos, son los menos, y ello redunda en un triste deterioro que a veces desemboca en ruina o incluso en la destrucción de las construcciones, con lo que se pierde una señal de identidad del pueblo y del Valle del Guadalhorce. Debería ser labor de todos los pizarreños e instituciones más cercanas, velar porque estas reliquias arquitectónicas permanezcan en pie como testimonio de un tiempo pasado.
11. Puentes del rio Guadalhorce.
El primer puente lo construyó la compañía ferroviaria de Jorge Loring Oyarzáball, y unía Málaga con Córdoba. La empresa de Loring se fusionó primero con la Compañía de Ferrocarriles Andaluces y está a su vez fue absorbida por RENFE.
El puente data de 1863, y de él se conserva en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid una magnífica foto tomada por el fotógrafo milanes, (Jose Spreafico, 1867). El puente que existe hoy día sustituyó al anterior en el primer tercio del siglo XX.
El otro puente es una soberbia pieza de ingeniería civil de la misma etapa del siglo pasado, y que aun a fecha de hoy levanta expectacion pos sus dimensiones. El puente es de un solo ojo y abre paso a la carretera A-343 de Antequera a Zalea.
Fue Don Ginés de Fe y Pérez, ingeniero y contratista quien levantó esta obra. En Pizarra era propietario de dos viviendas. Una de ellas ubicada en la Avenida de la Fuensanta, antigua Colada de la Jabonera, posteriormente conocida como casa de Don Juan, el médico. La otra casa es una villa de campo dedicada al ocio y está en el Partido de Fuensanta, laderas de la Sierra de Gibralmora y que hoy todo el mundo conoce como el Huerto de Don Gines.
La construcción de este puente se realizó gracias al gran impulso propiciado por el ingeniero Don Rafael Benjumea y Burn, primer conde de Guadalhorce y que fue clave en el desarrollo de importantes infraestructuras hidráulicas que aún a día de hoy conservan su utilidad.
Por último, no debemos olvidar el vado del Villalón, que es otro paso del rio.Es un puente de reciente construcción, aunque aún a día de hoy, muchos pizarreños recuerdan que en su día lo que había allí era un pequeño puente hecho con palos.
12. Convento Hermanas de la Cruz
El fundador del convento fue Don Pedro de Soto y Domecq, V Conde de Puerto Hermoso, y que descendía de los primeros fundadores de la Villa. Cuando el monje Cartujo ingresó en el convento, dedicó su devoción a la villa creando una obra en beneficio de los pobres, dolientes y desamparados. En octubre de 1955, llegan a Pizarra las Hermanas de la Cruz, y ese mismo 15 de Octubre se inauguró la casa celebrando una Eucaristía que ofició el obispo auxiliar de Málaga, Don Emilio Benavent Esquí.
Antes de la Guerra Civil, patrocinada también por los Condes de Puerto Hermoso, existió asimismo una comunidad conventual de Hermanas Dominicas, que se volcaron en tareas educativas y de enseñanza. La casa se alzó sobre un solar de 1298m2, con 1051 m2 construidos. Consta de dos edificios que dan a dos calles, la calle Alta y la calle Santa Ángela de la Cruz, conocida anteriormente como calle de la Higuereta, y están divididas por un patio interior.
Una de las partes de la edificación, al que se llega por la parte trasera, se consagró a la formación de jóvenes en sus talleres y escuelas. En la otra zona de la casa, que era la más señorial del conjunto, están las celdas de las Hermanas y la capilla.
Cabe destacar un hermoso retablo de estilo plateresco, que se cree ser del siglo XVIII, y que reproduce las armas del Condado de Puerto Hermoso, presidido por la talla de la Virgen Maria, que procede de la finca "El Muño", de Écija.
También vale la pena poner la vista en la imagen de la Virgen de las Penas, de la escuela malagueña del siglo XVIII, que se atribuye al afamado escultor Fernando Ortiz.
13. Parque Icona y raja ancha.
El Parque Icona y la zona de esparcimiento "Raja Ancha" son los pulmones verdes de Pizarra. Y ello es debido a la considerable diversidad vegetal y un amplio abanico de fauna salvaje.
Desde aquí nace la Ruta de Senderismo "Contrastes y Azahar" (PR-A-118) que atraviesa todo el municipio de Pizarra. Esta ruta fue recientemente homologada por la Junta de Andalucía. Su nombre tiene su origen en el acentuado contraste existente que se aprecia en la vegetación, cultivos, topografía y también en la vertiente arquitectónica existente a lo largo de todos los partidos rurales que el sendero cruza.
En su primer sector existe un gran bosque de eucaliptos, donde podemos disfrutar de un parque con columpios para los más peques. Camino arriba existe una zona de merenderos, donde se puede disfrutar del aire libre y de la conexión con la naturaleza.
Si seguimos adelante por el camino que está señalizado, se alcanza un hito llamado "Raja Ancha" y su mirador. La Raja Ancha es un inusual y estrecho sendero que transcurre entre dos rocas, y que muere en un mirador de piedra que ofrece una bella vista panorámica del pueblo y zonas aledañas. Esta apertura, es la que le confiere el nombre al parque.
HISTORIA DE PIZARRA.
Historia antigua.
El municipio de Pizarra es prolijo en restos arqueológicos. De la Edad de Bronce está fechada la Necrópolis de las Cistas de Luna (Bien de Interés Cultural). También abundan los restos de la época romana, y como ejemplo de ello tenemos la cisterna del Bañadero de la Reina, el friso de mármol de la Vega de Santa María y el ladrillo paleocristiano del Cortijo de Casablanca. La acrópolis de los Castillejos de Quintana y el templo semi rupestre sobre la que se alza la Ermita de Fuensanta son referentes de la arquitectura mozárabe de al-Andalus.
En el Cortijo de Casablanca se ubicó la afamada heredad nazari del Rafá, propiedad de Abel Falcon, a su vez escudero de Ali el Baecí, alcalde del Castillo de Álora, previo a la reconquista castellana y de Cristobal Mosquera, oficial de los Reyes Catolicos.
Historia moderna y contemporanea.
Origen de la Villa.
En la época de la reconquista de Álora (el 22 de junio de 1484), Pizarra aun no existe como tal, pero ya sí lo hace a finales del siglo XV, levantada sobre terrenos de Diego Romero. Este caballero, que participó en la toma del Reino de Granada, alzó en una zona ocupada por cañas y palmas la "Alquería de Pizarra". En poco tiempo el lugar contaba con 10 familias, siendo el lugar gobernado por un Alcalde Ordinario, mientras que para la administración de las zonas agrícolas había una Alcalde de Hermandad. Alonso Boza y Bartolome de Vargas se llamaban respectivamente.
El Alcalde de Málaga retiró a los alcaldes sus funciones. Éstos, no conformes con la decisión, recurren a la justicia y a la Real Academia y Chancillería de Granada, la cual, el 16 de diciembre de 1594, condenó al Alcalde Mayor de Málaga a una multa y la restitución a los alcaldes de las varas que les habían sido retiradas. Desde ese momento, Pizarra ha elegido siempre a sus propios alcaldes.
Entre los años 1591 y 1595, acaeció un conflicto por el futuro de Pizarra, conocido como "El Pleito de Varas", que dio forma a una organización político administrativa durante los siglos modernos en lo que contaría con una reducida autonomía municipal. “El Concejo, Justicia y Regimiento del Lugar de la Pizarra”, investido por la jurisdicción pedánea delimitada por el término de "goteras adentro" hasta el conjunto de casas y corrales, aglutino los oficios públicos de un Alcalde Ordinario, un Regidor, un Alguacil Mayor y Alcalde de la Cárcel Publica, un Mayordomo de los Propios y Rentas del Concejo, un Depositario del Pósito Público de Granos y un Escribano Público y de Concejo bajo el imperio de la Real Jurisdicción Ordinaria de la Ciudad de Málaga.
Entre 1591 y 1595 se libró un pleito por el porvenir del municipio, el “El Pleito de Varas”, que configuró su constitución político-administrativa durante los siglos modernos bajo el principio de una exigua autonomía municipal: “El Concejo, Justicia y Regimiento del Lugar de la Pizarra”, revestido de la mera jurisdicción pedánea confinada por todo término “de goteras adentro” al círculo de sus casas y corrales, comprendió los oficios públicos concejiles de un Alcalde Ordinario, un Regidor, un Alguacil Mayor y Alcaide de la Cárcel Pública, un Mayordomo de los Propios y Rentas del Concejo, un Depositario del Pósito Público de Granos y un Escribano Público y de Concejo bajo el imperio de la Real Jurisdicción Ordinaria de la Ciudad de Málaga.
Consolidación.
En 1566, Francisco Blanco Salcedo, obispo de Málaga, paradigma de la virtud que emana del evangelio, alzó a su costa una ermita donde la Virgen de la Fuensanta recibiría culto y adoración, y que es la patrona de Pizarra. En 1630 se instala la pila bautismal en la iglesia, siendo constituida como parroquia cuando se designa un cura independiente, porque los habitantes del Lugar de Pizarra habían alcanzado los doscientos. Debido a ello, igualmente la iglesia sufragánea de San Pedro fue honrada con la categoría de parroquia.
El tesón y perseverancia de los habitantes hizo que el lugar prosperase y la población continuó creciendo, principalmente hasta finales del siglo XVIII. Sin embargo, este crecimiento trae consigo una dificultad, y era la inexistencia de jurisdicción, pues esta solo existía sobre el casco de la población. La necesidad de extender los cultivos y el pastoreo, la imposición de impuestos a los vecinos por sus labores agrícolas, consumos, tratos y granjerias dentro de la jurisdicción aloreña, hizo que los pizarreños mostrasen su espíritu indómito y defensor de sus derechos. Las crónicas relatan un litigio en 1748 con Alora, en relación al derecho de que los pizarreños llevasen sus reses a pastar en el municipio aloreño.
Por otra parte, las tierras del mayorazgo de los caballeros de Figueroa disfrutaron en el siglo XVIII ganaron fama por su fertilidad: “Población fructífera de ricas naranjas chinas y olivos y tierras de mucho grano”. El catastro del Marqués de la Ensenada (1751) y los censos de Aranda (1757), Floridablanca (1787) y Godoy (1797), dan fe del gran crecimiento demográfico que experimentó Pizarra. Este gran crecimiento en todos los sentidos, unidos a la falta de una jurisdicción iba en contra de la voluntad de autonomía y libertad de los pizarreños.
La independencia : Siglo XIX – Siglo XX
En 1566, Francisco Blanco Salcedo, obispo de Málaga, paradigma de la virtud que emana del evangelio, alzó a su costa una ermita donde la Virgen de la Fuensanta recibiría culto y adoración, y que es la patrona de Pizarra. En 1630 se instala la pila bautismal en la iglesia, siendo constituida como parroquia cuando se designa un cura independiente, porque los habitantes del Lugar de Pizarra habían alcanzado los doscientos. Debido a ello, igualmente la iglesia sufragánea de San Pedro fue honrada con la categoría de parroquia.
El tesón y perseverancia de los habitantes hizo que el lugar prosperase y la población continuó creciendo, principalmente hasta finales del siglo XVIII. Sin embargo, este crecimiento trae consigo una dificultad, y era la inexistencia de jurisdicción, pues esta solo existía sobre el casco de la población. La necesidad de extender los cultivos y el pastoreo, la imposición de impuestos a los vecinos por sus labores agrícolas, consumos, tratos y granjerias dentro de la jurisdicción aloreña, hizo que los pizarreños mostrasen su espíritu indómito y defensor de sus derechos. Las crónicas relatan un litigio en 1748 con Alora, en relación al derecho de que los pizarreños llevasen sus reses a pastar en el municipio aloreño.
Por otra parte, las tierras del mayorazgo de los caballeros de Figueroa disfrutaron en el siglo XVIII ganaron fama por su fertilidad: “Población fructífera de ricas naranjas chinas y olivos y tierras de mucho grano”. El catastro del Marqués de la Ensenada (1751) y los censos de Aranda (1757), Floridablanca (1787) y Godoy (1797), dan fe del gran crecimiento demográfico que experimentó Pizarra. Este gran crecimiento en todos los sentidos, unidos a la falta de una jurisdicción iba en contra de la voluntad de autonomía y libertad de los pizarreños.